
Siempre he amado escribir, en el colegio era mi forma de terapia y tengo tres cuadernos que llené solo de historias de un año de intercambio. Sin embargo, en la universidad, entre trabajos, exámenes, prácticas y 50 mil actividades para llenar el CV, nunca me di el tiempo de hacerlo. Pero creo que momentos como este, de incertidumbre y estrés politico, escribir no es solo terapéutico, sino necesario. Y no, no sobre por quién hay qué votar o por qué, sino sobre cómo cuidarnos a nosotros mismos en medio de todo este caos.
Después de más de un año de estar encerrados, de no dar los abrazos que nos gustaría y de decir adiós a tanta gente que conocimos o que no, después de atravesar lo que para muchos de nosotros es la mayor crisis económica que hemos vivido, después de una vacancia, casi una semana de marchas y un nuevo presidente, y de crisis política, estamos, de alguna manera, en el último round. Y creo que estar en ese continuo nivel de estrés puede llevarnos a varios a no querer nada más que meternos en la cama, hacernos bolita y esperar a que todo esto pase (o al menos eso siento yo).
Hay un término para este estado de agotamiento mental, físico y emocional causado por un estrés prolongado: Burnout (o desgaste profesional). Y hay un término para el tipo de agotamiento que seguro tú también estás viviendo: Political Burnout (yes, it is a thing!).
En una situación ideal, todos estaríamos hablando de política civilizadamente y debatiendo propuestas (no atacando personas). Pero, nos guste o no, esta no es una situación ideal. Y ver tantos confrontamientos y estar pegado al teléfono todo el día leyendo noticias, tweets, mensajes del chat y demás, todo el día, puede hacernos más daño del que pensamos. Y no, no digo que está mal involucrarse. De hecho, siempre he sido de las primeras en decir que es necesario hablar de política y que si queremos un cambio, es necesario involucrarnos. Pero también es necesario tomarnos una pausa, respirar y cuidar nuestra salud mental.
¿Quieres saber si estás cerca del Political Burnout? Estas son algunas señales de alerta de que puedes estar llegando a ese punto de agotamiento:
- Sientes que el activismo se está apoderando de tu vida
- Tienes dificultad para tomar decisiones
- Te cuesta mantener la concentración
- Insomnio, dificultad para dormir o no dormir lo suficiente
- Una tendencia creciente a pensar negativamente
- Sentimientos generalizados de desesperanza
- Una pérdida de sentido de propósito y energía
- Signos físicos, como tensión muscular, dolor de cabeza, dolor de espalda y agotamiento
- Una pérdida de placer por la comida, los amigos u otras actividades que alguna vez fueron emocionantes e interesantes: una sensación general de estar sin nada
- Rabietas por asuntos triviales, no querer levantarse de la cama por la mañana o volverse propenso a sufrir accidentes
- Sentimientos repentinos de apatía hacia los demás
Si algunas se te hacen familiar, acá hay 5 tips que espero te puedan ayudar durante estos días:
1. Lo esencial:
Sé que suena repetitivo, pero una de las cosas más importantes para cuidar tu salud mental, es cuidar tu salud física: comer sano, mover el cuerpo, dormir lo suficiente. Esto no es inmediato, probablemente si te comes un plátano en lugar de un paquete de Oreo, nada va a cambiar en ese momento, pero son las pequeñas acciones las que van sumando al final. No tienes que ir al gimnasio, basta con que salgas a caminar media hora al día. Tampoco tienes que comer ensalada 24/7, pero si procurar comer una dieta balanceada. Y duerme. 8 horas, 7 horas, 9 horas, las que sea que tu cuerpo necesite. Todos somos diferentes, pero si estás durmiendo 4 horas al día, es probable que no sea suficiente.
2. No estás sola o solo:
No, no eres la única persona que se siente así. Mucho menos en esta situación. Lo más probable es que tus amigos o tu familia estén igual de hartos que tú. Lamentablemente, la salud mental sigue siendo una especie de tabú en nuestra sociedad, pero depende de nosotros cambiar eso. Te sientes agobiado? Compártelo! Seguro encuentras alguien en tu círculo que está igual o más agobiado que tú. A veces solo basta con saber que alguien más se siente igual para sentirnos un poquito mejor.
3. Preocúpate por las cosas que SÍ puedes cambiar y acepta las que NO:
A veces pasa, o al menos a mí me pasa, que sentimos que no hacemos lo suficiente. Queremos hacer todo porque hay demasiadas causas por las cuales pelear y si no lo hacemos nosotros entonces, ¿quién lo va a hacer? Pero es necesario identificar cuáles son esas cosas que si podemos cambiar y cuáles no. Y trazarnos metas realistas. Lo más probable es que no pueda acabar con el gender gap, pero lo que sí puedo hacer, es fomentar la participación de más mujeres en los espacios donde trabajo. Esto pasa con cualquier causa. Trata de no enfocarte en todo el problema, sobre el cual probablemente no tengas mucho efecto, centra tus esfuerzos en una meta realista y podrás lograr un cambio mucho más positivo.
4. Check-in
Revisa cómo te estás sintiendo, por qué te estás sintiendo así? qué es lo que te molesta? cómo puedes cambiarlo? puedes cambiarlo?…
Haz una lista de todos esos síntomas, de todas esas cosas que sientes, coge un lapicero y un papel y haz un Brain Dump (prometo subir un post de esto pronto) de qué estás sintiendo. No puedes tomar acción si no identificas qué lo está causando. Una vez que tengas esa lista de síntomas, puedes empezar a reconocer si hay algo diferente hoy de ayer y qué puedes hacer al respecto para sentirte mejor.
Quizás puedes probar meditar, o correr, o romper papeles en mil pedazos, gritar, poner música a máximo volumen y bailar…. La lista es infinita y solo tú conoces lo que funciona para ti y cómo lograr botar todo ese estrés acumulado.No estás solo
5. Descansa:
No solo se trata de dormir. Si no de descansar de tantos estímulos externos. Permitete tomar un descanso del celular, silenciar las redes sociales, desactivar las notificaciones, lo que sea que necesites. Es importante mantenernos informados, pero eso no quiere decir que tenemos que entrar a Twitter cada 15 minutos a ver qué de nuevo twitteó alguien. Toma una pausa para hacer eso que te recarga, así sea hornear un queque de plátano, escribir, dibujar, pintar o hasta echarte en tu cama y ver una serie en Netflix.
Y por último, no seas muy dura contigo misma. La política es importante, y todos debemos, desde donde estemos, ser agentes de cambio. Tu voz y tu voto importan, pero es necesario no descuidar tu salud mental. Al fin y al cabo, si tú estás bien puedes lograr mucho más.
Un abrazo a la distancia, Mariana
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